CUANDO EL TESTIGO MIENTE

Estamos acostumbrados a ver a las películas americanas donde los testigos levantan una mano y colocan la otra sobre la biblia para jurar, esto no hay que hacerlo no existe esa obligación al menos en los juzgados de jurisdicción española.

Tampoco existe la obligación de jurar. 
En nuestro sistema el juez presenta dos posibilidades en la siguiente fórmula: “¿Jura o promete decir la verdad?” el significado de Jurar, como se sabe, es poner como testigo a Dios de lo que se va a decir es la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. En cambio el significado de prometer tiene como significado poner nuestro honor como prueba de lo que vamos a decir es la verdad. 
De este modo se respetara tanto a las personas que son creyentes como a las que no lo son.

Todas las personas que declaran ante un tribunal están obligadas a decir la verdad, salvo el acusado. El acusado puede callarse o puede contar su versión personal, la que más le puede beneficiar. Y mentir también, sin que le pase nada de nada. 

¿Que puede ocurrir si un testigo que no es el imputado miente? 
Pues que está cometiendo un delito de falso testimonio, no de perjurio, como muchas veces se le suele definir erróneamente. 


Está castigado con una pena de seis meses a tres años de prisión, dependiendo de su gravedad.

Por eso hay que tomárselo muy en serio. 
Hace un tiempo, la Audiencia Provincial de Madrid condenó a una mujer a una pena de un año de prisión precisamente por eso, por mentir. La señora en cuestión había acusado en falso a un hombre, su novio, de haberla en venganza porque la iba a dejar.
Los dos eran extranjeros.
El día de la denuncia la mujer había mantenido una relación consentida con el hombre en el domicilio de este. Al finalizar, el varón le anunció que desde aquel momento rompía la relación. Como consecuencia, la mujer lo denunció. 
No es la primera vez que esto sucede en un tribunal. 
Ya han ocurrido algunos casos en los que, una vez iniciado el proceso, el testigo principal –hombre o mujer-, supuesta víctima, tras mantener los primeros minutos la versión inicial, debido a la presión, se ha venido abajo y ha confesado que todo era mentira, como ocurrió en este caso. 

Cuando eso sucede, el presidente del tribunal envía el testimonio del mentiroso a un juzgado de instrucción con el fin de que se investigue. Con la consecuencia reseñada.  

Si el testigo miente de forma ostensible, el juez no suele parar el juicio, pero toma nota. 
Espera a que llegue a su fin y luego, en la sentencia, ordena que se deduzca testimonio al supuesto mentiroso y que se envíe al juzgado de instrucción de guardia con el fin de que sean investigadas las mentiras vertidas en el juicio.
Hay que tener claro que cuando una persona miente en un juicio está atentando contra el correcto funcionamiento de la Justicia porque contribuye a que las sentencias de los tribunales puedan ser injustas.
Por eso esto hay que tomárselo en serio. Ya saben. Si van a un juicio y les preguntan si juran o prometen decir la verdad, juren o prometan, pero, por encima de todo, digan la verdad.


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